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4/abr de 2015, Sabado Santo

Ha resucitado y va por delante de vosotros a Galilea
En la madrugada del sábado, al alborear el primer día de la semana, fueron María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. Y de pronto tembló fuertemente la tierra, pues un ángel del Señor, bajando del cielo y acercándose, corrió la piedra y se sentó encima. Su aspecto era de relámpago y su vestido blanco como la nieve; los centinelas temblaron de miedo y quedaron como muertos.
El ángel habló a las mujeres: «Vosotras, no temáis; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. No está aquí. Ha resucitado, como había dicho. Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis." Mirad, os lo he anunciado."
Ellas se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos.
De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos.»
Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies.
Jesús les dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán.»
Mateo, 28, 1-10

Comentario (José Joaquín Gómez Palacios, sdb) Los textos de la Resurrección que comenzamos a leer hoy, son unos relatos muy especiales, de hondo contenido teológico. Mediante diversas narraciones quieren transmitirnos una sola idea: Jesús, al que hemos visto morir realmente en la Cruz, se halla de alguna forma presente en medio de su comunidad. Su presencia es una presencia especial, difícilmente explicable. Por este motivo serán varias las formas con las que los primeros discípulos cuentan y anuncian que Jesús sigue vivo en medio de su comunidad.
Cuando dicen «Jesús ha resucitado» no quieren decir solamente que el cadáver de Jesús ha cobrado vida, sino que Jesús «es el primer nacido de entre los muertos», que «Dios le ha dado una vida nueva», que «Jesús es el vencedor de la muerte y el mal».
El ángel del señor aparece en el texto revestido de la gloria divina: "tenía aspecto del relámpago y su vestido era blanco como la nieve" y "corrió la piedra y se sentó encima".
A través de él, Dios se hace presente para manifestar su victoria sobre la muerte.
La piedra que separa el mundo de los muertos del de los vivientes ha sido desplazada y dominada. La fuerza de la muerte ha sido derrotada por la acción de Dios realizada en Jesús, el primogénito de entre los muertos.
Este gesto provoca dos reacciones muy distintas: Mientras los centinelas se llenan de temor, las mujeres sencillas se llena de alegría. Quienes hacen de la muerte y el dolor su principal arma, quedan aterrorizados. Están «desarmados» Quienes caminan en la sencillez, ven en la destrucción del dolor y la muerte, su más plena esperanza.
Las mujeres, se ponen en movimiento para anunciar la Buena Noticia.
Y vuelve a aparecer la región de Galilea. No se trata de una referencia geográfica sino de una enseñanza teológica. Se cumple la promesa hecha en Isaías e inaugurada por la actividad pública de Jesús: en la «Galilea de los paganos, el pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombra de muerte una luz les brilló». La vida nueva iniciada por Jesús es universal, abarca a todos aquellos que crean en Él, sin importar razas, lenguas y culturas. Todos hombre y mujer está llamado a vivir una vida en plenitud y dignidad.
Con frecuencia nos dejamos llevar por el pesimismo. Nuestras palabras se convierten en crítica constante y amarga. Eso ocurre cuando hemos perdido el horizonte de la resurrección y olvidamos que estamos llamados a anunciar el gozo y la alegría de la vida nueva que Cristo nos regala.
El educador cristiano se sabe portador de alegría. No de una alegría ficticia y artificial, sino de aquella que brota de saberse salvado pro Cristo: una alegría que es esperanza y confianza en la posibilidades de la persona humana.

¿Qué sabemos de la Tumba de Jesús?
Existen en los alrededores de Jerusalén tumbas del tiempo de Jesús. Las de los personajes ricos y pudientes, que eran excavadas sobre roca viva, han perdurado hasta nuestros días. Los pobres eran inhumados en tierra. Las tumbas halladas poseen los nombres de las personas enterradas en ellas.
Todas ellas han sido estudiadas con profusión. La arqueología ha intentado investigar la tumba de Jesús y la de personajes que aparecen en el evangelio. ¿Qué ha descubierto la arqueología?
Se han hallado algunas tumbas con nombres que aparecen en el evangelio. Concretamente: Simeón, Lázaro, Marta, María, Matías, Judas, José, Zacarías, Salomé... Eran nombres tan comunes en el Israel del siglo I, que es imposible averiguar si alguno de ellos corresponde al personaje del evangelio. En 1990 la arqueología descubre la tumba del Sumo Sacerdote que condenó a Jesús: José Caifás El Santo Sepulcro que se venera actualmente responde a la descripción del evangelio. Sobre él se construyó una basílica en tiempos del emperador Constantino, pasado el año 313 d.C.
Imagen: Antiquísima tumba cananea excavada en roca. Tillín. Siglo X a. C.

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