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1848

Otra interesante historia de Don Bosco y Mama Margarita encuadrada en ese revuelto año de 1848, que nos llega a través de Rumbo al 2015 (ISMA), blog de la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora (ISMA).
No soy historiador, aunque me fascina la Historia. Y en cualquier caso, me muevo como pez en el agua entre los restos arqueológicos y los pergaminos, no así entre las constituciones liberales y los movimientos obreros del XIX.

Sin embargo, aunque uno no sea experto en estas lides, hay una fecha del siglo XIX grabada a fuego en la cabeza de cualquier estudioso: 1848. El año que quiebra en dos mitades casi perfectas un siglo todo él convulso. El parangón más cercano a nuestro tiempo, mutatis mutandis, podrían fechas paradigmáticas tales como 1968, 1989 o incluso 2001.

En efecto, comienza T. Bosco su capítulo sobre este momento con una frase lapidaria: "En 1848 estallaron las naciones europeas como depósitos de municiones". Y prosigue con una frase de Nicolás I, zar de todas las Rusias: "¿Qué es lo que queda de pie en Europa?" Pretender narrar los hechos que salpicaron todas las naciones del Viejo Continente en esta página, más que imposible, sería una osadía y un atrevimiento. Manuales de Historia contemporánea cumplen sobradamente esa función. Bástenos recordar someramente cómo confluyeron en el Piamonte y en la ciudad de Turín una serie de elementos: por un lado, el liberalismo había cobrado fuerza suficiente para acabar con las monarquías absolutistas de viejo cuño. En consecuencia, la nueva corriente política aspiraba a instaurar por todas partes sistemas democráticos y constitucionalistas. Por otro lado, la ansiada aspiración de tantas nacionalidades a sacudirse el yugo del imperio austro-húngaro, que aún marcaba el compás en la esfera política continental. Y en tercer lugar, el potente movimiento obrero que combatía en los barrios periféricos por lograr una mayor justicia social.
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