- Señor, me es más fácil decir con el salmista: «A ti levanto mis ojos», que levantarlos de verdad.
- Señor, cuando estoy en un quirófano estoy quieto y me pueden operar, pero cuando estoy en el quirófano de la cruz, me muevo demasiado, con mis protestas, y no me puedes operar.
Don Luis Valpuesta, sdb
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