- Señor, si tu dices que «tu yugo es suave»... no hay más que hablar. Pero..., ¿por qué se me hace tan duro?
- Señor, que yo no pierda de vista tu maravillosa oración: «Padre, aparta de mí este cáliz, pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres Tú».
Don Luis Valpuesta, sdb
0 comments:
Publicar un comentario
Si no puedes publicar comentarios, envíalos a comentarios_blog@aaaadb-trinidad.org indicando a qué entrada asociarlo y nosotros lo publicaremos por tí.