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28/feb 2015, Sábado 1º de Curesma

Amad a vuestros enemigos.
Dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo: «Amar a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo “Amad a vuestros enemigos, y rezad por los que os persiguen.” Así seréis hijos de vuestro Padre que está en el cielo, que hace salir sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen los mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles?
Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Mt. 5, 43-48
Comentario (José Joaquín Gómez Palacios, sdb)
«Amarás a tu prójimo». Este dicho es una cita del libro del Levítico (19,18), mientras que la segunda parte no tiene antecedentes en el Antiguo Testamento. Probablemente se trata de una regla práctica extendida en la vida cotidiana de los judíos del tiempo de Jesús.
¿Qué se entendía por «prójimo» el judaísmo contemporáneo a Jesús? Prójimo era tan sólo la persona de la propia raza y nación que compartía una misma fe en Yahvé. Cuando una persona aceptaba la fe en Yahvé, se hacía miembro del pueblo de Dios. Pero siempre existían reservas. No todos los prosélitos eran considerados como miembros del pueblo de Israel.
En el Antiguo testamento ya había esbozos del amor al enemigo, pero en la práctica la gente se limitaba a no sobrepasar la frontera negativa: «Si tu enemigo cae, no te alegres» (Prov 24, 17)
Con este texto Jesús elimina las fronteras étnicas, nacionalistas y religiosas y abre a los cristianos a un amor universal. Lo que Jesús está diciendo es que toda persona es mi prójimo, y que a toda persona debo mi cariño y consideración. Este texto sobre el «amor al prójimo» hay que situarlo en el contexto del amplio análisis que Jesús hace de la Ley antigua.
Jesús cuestiona los más importantes mandamientos y los reemplaza por otros que contienen mayor contenido de amor y de justicia, tal como quiere el Padre. Jesús analiza todos los mandamientos que hasta entonces han sido norma de vida para el pueblo, y cuya interpretación está en manos de las instituciones oficiales, para luego iluminarlos con una nueva valoración ética: la del amor y la acogida incondicional a toda persona. Jesús repasa toda la ley judía a la luz de un solo principio: el amor fraterno que comienza a hacerse realidad, cuando se comprende que todos somos hijos del mismo Padre y hermanos.
Esta actitud de Jesús tiene plena vigencia actualmente. Nos hallamos en un tiempo de fuertes migraciones. Personas de diversos países se trasladan a otros. Se mezclan y funden modos de entender la vida... La visión universal de Jesús de Nazareth, puede contribuir de forma decisiva, a hacer este momento histórico un enriquecimiento para la humanidad. Advierte el Papa Francisco del peligro de la "globalización de la indiferencia" ante el drama de la inmigración. "Hemos perdido el sentido de la responsabilidad fraternal. La cultura del bienestar (...) nos vuelve insensibles a los gritos de los demás, nos hace vivir en una burbuja de jabón, bella, pero vacía".
El educador cristiano orienta a niños y jóvenes para que, superando las barreras étnicas y culturales, aprendan a ser «ciudadanos del mundo». El respeto y la tolerancia son dos actitudes a fomentar positivamente. De ellos hay que pasar a la solidaridad y la entrega generosa.
La violencia
Ciudad cananea
El pueblo de Israel conoció de cerca la violencia. Establecido en la tierra de Canaán, se relacionó pueblos que habitaban ciudades fortificadas con gruesas murallas. Sufrió y protagonizó asaltos, asedios, guerras y batallas. Los cananeos conocían el hierro y eran maestros en el arte de fabricar armas (imagen).
En el devenir de su historia, subieron al trono de Israel reyes que no dudaron en enzarzarse en batallas sin fin con los pueblos vecinos.
El pueblo llano añoraba una paz que le ofreciera seguridad y prosperidad. El Mesías anunciado por los profetas, superaría esta situación y ofrecería un tiempo de paz. Canaán Puntas de lanza Canaán Filo de un hacha Arad. Ciudad cananea

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