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28/mar de 2015, Sábado 5º de Cuaresma

Conviene que uno muera por el pueblo
Muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él. Pero algunos acudieron a los fariseos y les contaron lo que había hecho Jesús.
Los sumos sacerdotes y los fariseos convocaron el Sanedrín y dijeron: «¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en él, y vendrán los romanos y nos destruirán el lugar santo y la nación».
Uno de ellos, Caifás, que era sumo sacerdote aquel año, les dijo: «Vosotros no entendéis ni palabra; no comprendéis que os conviene que uno muera por el pueblo, y que no perezca la nación entera». Esto no lo dijo por propio impulso, sino que, por ser sumo sacerdote aquel año, habló proféticamente, anunciando que Jesús iba a morir por la nación y no sólo por la nación, sino también para reunir a los hijos de Dios dispersos.
Y aquel día decidieron darle muerte. Por eso Jesús ya no andaba públicamente con los judíos, sino que se retiró a la región vecina al desierto, a una ciudad llamada Efraín, y pasaba allí el tiempo con los discípulos.
Se acercaba la Pascua de los judíos, y muchos de aquella región subían a Jerusalén, antes de la Pascua, para purificarse. Buscaban a Jesús y, estando en el templo, se preguntaban: «¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?» Los sumos sacerdotes y fariseos habían mandado que el que se enterase de dónde estaba les avisara para prenderlo.
Juan 11, 45-57

Comentario (José Joaquín Gómez Palacios, sdb) Jesús resucitó a Lázaro en la aldea de Betania, que se halla a unos 3 kilómetros de Jerusalén. Tras pasar el día litigando con los fariseos en el Templo, Jesús se retiraba a esta aldea en la que hallaba la casa de Marta, María y Lázaro, sus amigos.
Los cristianos de los primeros siglos levantaron una basílica primitiva sobre la casa de Marta, María y Lázaro. Muy cerca de allí se muestra a los visitantes una antigua tumba del siglo I, donde afirma la tradición que Jesús resucitó a Lázaro. (En este lugar se están realizando actualmente interesantes investigaciones arqueológicas).
Muchos judíos acuden a esta casa de Betania para ver a Lázaro, a quien ha resucitado el Señor. Este acontecimiento provoca una reunión del Sanedrín, máxima asamblea de dirigentes judíos. Deciden dar muerte a Jesús esgrimiendo argumentos religiosos y nacionalistas.
El enfrentamiento entre Jesús y los dirigentes judíos está llegando a su punto culminante: Jesús ha puesto al descubierto el juego con el que fariseos, sumos sacerdotes y demás jefes engañan al pueblo para continuar gobernando a la sombra del imperio romano. Jesús ha dejado en evidencia cómo los fariseos utilizan la Ley de Moisés para eludir el cumplimiento de la voluntad de Dios.
Jesús critica la religiosidad hipócrita de los escribas, que se preocupa por los impuestos y ofrendas del templo, pero que olvida el sagrado deber de socorrer a las viudas, los huérfanos y los extranjeros. Desenmascara el falso nacionalismo de los sumos sacerdotes que se escandalizan ante las insignias romanas, pero que guardan silencio cuando el Imperio asesina a profetas como Juan Bautista... y cobra en impuestos más del 50% de la producción íntegra de los campesinos, sumiéndolos en la miseria.
Los dirigentes acusan a Jesús de blasfemia y de herejía para descalificarlo ante el pueblo. El evangelio pone en boca del Sumo Sacerdote, Caifás, el sentido de la condena y muerte de Jesús: «iba a morir no sólo por el pueblo judío, sino también por los hijos de Dios dispersos» Jesús, viendo que las cosas empeoran, se retira a Efraín, aldea cercana a Jerusalén pero situada ya en los límites del desierto de Judá.
El educador cristiano, siguiendo el ejemplo de Jesús, ofrece a los muchachos y muchachas un tipo de educación que desenmascara las situaciones de opresión e injusticia existentes en nuestro mundo. El educador cristiano mantiene una actitud de equilibrio sereno que le permite acompañar, guiar y orientar. Desde el cariño y la comprensión sabe amonestar y denunciar aquellas actitudes negativas que se dan en el entorno de la clase o del grupo.

Nota sobre José Caifás, sumo sacerdote

Caifás fue sumo sacerdote y presidente del Sanedrín, durante 18 largos años. Desde el año 18 d.C. al año 36 d.C. Jesús fue apresado y condenado a muerte durante sus mandato.
Aunque parezca extraño, Caifás era fue principal gobernante de Judea durante la vida de Jesús. (En Galilea gobernaba Herodes Antipas, hijo de herodes el Grande). Si bien es cierto que los romanos mantenían un dominio sobre Judea, Galilea y Samaría, también es cierto que los dirigentes romanos dejaban libertad a las instituciones de los pueblos que dominaban. Los romanos tan sólo eran implacables en el cobro de los impuestos.
Caifás fue un buen gobernante. Supo mantener un cierto equilibrio entre las tradiciones del pueblo de Israel y las autoridades romanas. Caifás disponía de una policía judía de 8.500 hombres que se encargaba de mantener el orden en Judea. El procurador romano residía en Cesarea Marítima, y desde allí acudía a Jerusalén en las grandes ocasiones. Por ese motivo Poncio Pilatos estaba en la capital durante la Pascua en la que fue prendido y ajusticiado Jesús de Nazareth.

Vestigios arqueológicos del palacio de Caifás
Caifás fue sumo sacerdote y presidente del Sanedrín, durante 18 largos años: desde el año 18 d.C. al año 36 d. C. Jesús fue apresado y condenado a muerte durante sus mandato.
Se conservan los restos arqueológicos del palacio del Sumo sacerdote José Caifás.


En la imagen: un detalle del interior del palacio.
La arqueología también ha hallado la tumba y el osario, finamente labrado, donde se guardaron los
restos del sumo sacerdote José Caifás

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