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Convivencia El Milagro de las castañas 2024


29/mar de 2015, Domingo de Ramos

Bendito el que viene en nombre del Señor
Cuando se acercaban a Jerusalén y llegaron a Betfagé, junto al monte de los Olivos, Jesús mandó dos discípulos, diciéndoles: «Id a la aldea de enfrente, encontraréis en seguida una borrica atada con su pollino, desatadlos y traédmelos. Si alguien os dice algo, contestadle que el Señor los necesita y los devolverá pronto».
Esto ocurrió para que se cumpliese lo que dijo el profeta: «Decid a la hija de Sión: Mira a tu rey, que viene a ti, humilde, montado en un asno, en un pollino, hijo de acémila»
Fueron los discípulos e hicieron lo que les había mandado Jesús: trajeron la borrica y el pollino, echaron encima sus mantos, y Jesús se montó. La multitud extendió sus mantos por el camino; algunos cortaban ramas de árboles y alfombraban la calzada.
Y la gente que iba delante y detrás gritaba: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en el cielo!»
Al entrar en Jerusalén, toda la ciudad preguntaba alborotada: «¿Quién es éste?»
La gente que venia con él decía: «Es Jesús, el Profeta de Nazareth de Galilea.»
Mateo, 21,1-11

Comentario (José Joaquín Gómez Palacios, sdb) La entrada de Jesús en Jerusalén es un texto muy elaborado que presenta varios aspectos de Jesús como Mesías. El texto muestra datos interesantes.
Monte de los OlivosLa cita de este lugar no es sólo una cita geográfica, sino también teológica. El Monte de los Olivos era el lugar en el que, según la profecía de Zacarías, el Señor iba a poner los pies cuando regresara para regir los destino de Israel. (Zac. 14,4). El evangelio cita este lugar no sólo porque por debajo de él pasara el camino de Betania y Betfagué (pequeñas aldeas cercanas a Jerusalén donde se escondía Jesús), sino para afirmar que Jesús es el Mesías, Dios presente en medio de su pueblo.
Montado en un borriquilloCon este gesto Jesús protesta contra la idea de un Mesías violento. Jesús debió conocer que le esperaban en Jerusalén para aclamarlo como Mesías político. Es entonces cuando, recordando un texto famoso del profeta Zacarías, decide entrar a lomos de un borriquillo. ¿Qué decía ese texto? «Alégrate, muchacha de Jerusalén. Mira a tu rey que viene a ti. Es justo y misericordioso, es humilde y cabalga sobre un borriquillo. Viene para romper los carros de guerra de Efraím y los caballos de Jerusalén. Tu rey romperá el arco que dispara saetas. Él proclamará a los pueblos la paz...» (Zac. 9, 9-10). Jesús nunca asumió la idea de un Mesías guerrillero. Quienes le conocieron percibieron que era un Mesías al estilo del Siervo de Yahvé; profeta enigmático que aparece en el libro de Isaías, y cuya misión fue cargar con las debilidades del pueblo y ofrecer su vida.
Alfombraban el camino con sus mantosEste gesto comenzó a utilizarse cuando el profeta Eliseo ungió como rey a Jehú, hacia el siglo VIII a.C. Cuando Jehú subió las escaleras del templo, el pueblo puso sobre ellas sus mantos, en señal de aceptación. Este gesto también lo realizaban los guerrilleros zelotes ante su jefe. Poniendo el manto sobre el lugar por donde iba a pasar el jefe, expresaban la total disposición de sus personas a seguirle.
La elección del animal fue intencionada. Los reyes entraban a la ciudad en caballo o mulo; los guerreros, en carro.
Jesús utilizó como montura un borrico, símbolo de mansedumbre y sumisión, según la profecía de Zacarías.
La gente comienza a gritar: «¡Bendito el que viene como rey, en nombre del Señor!» . Luego, como si se tratase de un rey, "echaron encima del borrico los mantos. Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo". Con este gesto daban a entender que ponían a disposición del nuevo rey su propia vida.
La gente del pueblo hizo un flaco favor a Jesús al aclamarle como «Rey». No olvidemos que la Jerusalén de aquel tiempo estaba gobernada por José Caifás, Sumo sacerdote. Y en Israel fue siempre proverbial la lucha entre la monarquía y el gobierno sacerdotal.
Cuando el Sumo Sacerdote ve que Jesús es aclamado como descendiente de David, intuye que la situación comienza a ser peligrosa para sus intereses políticos. Tal vez en este momento decide eliminar a Jesús.



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