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14/abr de 2015, Martes 2º de Pascua

Tenéis que nacer de nuevo
Dijo Jesús a Nicodemo: «Tenéis que nacer de nuevo, el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Nicodemo le preguntó: “¿Cómo puede suceder eso?”
Le contestó Jesús: “Y tú, el maestro de Israel, ¿no lo entiendes? Te lo aseguro, de lo que sabemos hablamos; de lo que hemos visto damos testimonio, y no aceptáis nuestro testimonio. Si no creéis cuando os hablo de la tierra, ¿cómo creeréis cuando os hable del cielo? Porque nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna”.
Juan 3, 7-15

Comentario (José Joaquín Gómez Palacios, sdb) Nicodemo era un notable fariseo, miembro del Sanedrín. Su nombre griego significa: «Victoria del pueblo»
La figura de Nicodemo aparece en repetidas ocasiones en el evangelio. Era miembro del Sanedrín. Sin embargo existen códices tardíos en los que es incluido como discípulo de Jesús. Gozaba de prestigio entre sus colegas, lo que le permitió acercarse a Jesús y escuchar directamente su doctrina. Incluso hay autores que le sitúan claramente entre los discípulos de Jesús.
Se comprometió con Jesús de Nazareth no sólo aceptando sus enseñanzas, sino también llevando mirra y áloe para ungir su cadáver, comprometiendo de esta forma su buena posición ante un Sanedrín que había condenado a Jesús.
En el relato de hoy, Nicodemo se muestra tardo a comprender. Parece que no entienda nada de lo que Jesús le está diciendo. Se trata de una ignorancia literaria. Esta ignorancia lo que busca es dar pie al evangelista para expresar lo que piensa sobre el nuevo nacimiento que supone el bautismo, práctica ya extendida entre las primeras comunidades.
El hecho de que Nicodemo aparezca hasta por tres veces en el evangelio de Juan es entendida por algunos autores como la siguiente afirmación: Hasta los miembros del Gran Consejo, incluidos los fariseos, pueden convertirse en discípulos de Jesús si aceptar su mensaje.
Las objeciones que presenta Nicodemo nos hacen suponer que nos hallamos ante un texto catequético, destinado a enseñar a los primeros cristianos una serie de reflexiones sobre la fe.
Esta catequesis, presentada como si fuera una entrevista entre Jesús y aquel fariseo doctor de la ley, se resume en cuatro puntos fundamentales:
  • Nadie puede entrar en el Reino de Dios sin «renacer»
  • La iniciación cristiana no es solamente un bautismo en agua, sino también en el Espíritu.
  • La salvación la ha logrado Jesús de Nazareth al morir (ser elevado) en la Cruz.
  • La fe en Jesús es imprescindible para ser cristiano.

Levantar la serpiente
Para quienes no dominamos las figuras y elementos del Antiguo Testamento, la inclusión de la frase: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna», nos resulta extraña y enigmática.
Esta frase está tomada de un hecho ocurrido durante el camino que el pueblo de Israel realizó por el desierto, una vez que hubo adquirido su libertad.
Unas serpientes «abrasadoras» cuyas picaduras causaban fiebres altas, atacan al pueblo. Moisés construye una serpiente de bronce y la coloca en un madero, para que quede elevada. Quienes miraban esta serpiente, quedaban curados. En la antigüedad la fabricación de un objeto que representara el mal o la dolencia, pasaba por ser un remedio mágico para deshacerse de él.
La acción transcurre en la región desértica de Punón donde desde el Neolítico se hallaban las famosas minas de cobre de Feinán. (ver imágenes) El evangelio de Juan establece un paralelismo entre esta Serpiente de Bronce y Jesús de Nazareth: Así como la serpiente levantada en un madero supuso el fin de las dolencias del pueblo, Jesús de Nazareth, elevado en la Cruz ha traído la salvación al nuevo pueblo de Dios.

Imágenes: Feinan. Neolítico. Minas de cobre para obtener bronce

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